Carta a alguién II

Esta noche yo he tomado la talla del Universo. Y, mientras escuchaba el bater de mi corazón, llorava mis lagrimas de dolor por la tierra... Pero eso que vosotros llamáis de lluvia es solamente mi corazón que cae en la calle y que va, calmamente, a camino del mar. E ya no tengo corazón.

Me han tirado todo! Ahora, yo no puedo caminar a la mi voluntad. Yo no puedo ver más. Yo no puedo escribir más lo que quiero y tampoco cerrar los ojos. Yo no puedo soñar más y no puedo tener corazón.

Entonces, yo pregunto: que puedo hacer? Hay algo que me estea bueno de hacer? Pero o qué? Ni siquiera puedo tener corazón... y no hay como vivir sin corazón...

Pero aunque no me sea bueno, yo hago todo a lo mismo... y creo que es por esso que llove...

Para qué andar más? Para qué andar se puedo te encontrar? Para que ver, se no te quiero ver? No puedo escribir y creo que este es un ejemplo de la razón... tampoco puedo cerrar los ojos, porque, cuando los cierro, es cuando te veo mejor... No puedo soñar, porque te quedas siempre en mi cabeza... No puedo tener corazón, porque terte dentro de el me hace sufrir...

Pero es mejor así... no hay como herir las personas que me gustan...

Pero por cuanto tempo más teré de reír cuando solamente quiero llorar?

Cada sueño que yo tengo es, para mí, un pesadelo...

Por cuantas veces me sera necesario quedar en la lluvia y por cuanto tiempo?

Por cuantas veces me sera necesario reír mientras lloro?

Cree, si pudiera yo traeria el Sol del cielo... pero tal no me es posible... pero para que quiero yo el Sol del cielo? No necesito el Sol mientras existas...

Pero no puedo más... no puedo morir todos los días... estoy cansado de morir!

Solo sé que eres la razón para que yo me levante por la mañana. Solo sé que eres la razón por que yo camino y cierro los ojos todos os días... Mismo que mis sueños contigo sean pesadelos, eres la razón por que me gusta soñar... Y ere incluso la razón por que yo consigo tener lo que no tengo de todo, que es mi corazón... Y eres la razón por que yo muero todos los días...

No sé que es necesario para dejar de sufrir...

Porque yo existo! Existo y soy persona! Yo soy tan real como las estrellas del cielo. Yo existo y estoy aquí, señora, para os testimoniar lo que me hace vivo...

Si pudiera, yo me quedaría toda la noche diciendo vuestro nombre...

Y, pobre de mí, necesito tanto para os decir que os amo...

Roberto Calderón